lunes, 4 de julio de 2011

Entre los clamores y el suculento patrimonio K

Una diferencia significativa asoma cuando se comparan los primeros 40 días de Cristina Kirchner en el poder con las semanas iniciales de su esposo al frente de la Casa Rosada. Mientras el ex presidente exhibió en aquellos tiempos una llamativa capacidad para imponer los temas de la agenda de la opinión pública, las dificultades de la jefa del Estado son ostensibles.

En los últimos días, Cristina Kirchner debió contemplar cómo la atención sobre sus actos de gobierno se desplazaba hacia los ecos de una fortuna familiar que aumentó en forma casi directamente proporcional a las dudas que su incremento sembró en muchos ciudadanos. Y advirtió también que la preocupación de muchos de sus operadores políticos está hoy más concentrada en el operativo clamor para que Néstor Kirchner avance hacia la jefatura del Partido Justicialista que en la gestión diaria.

Es altamente probable que varias generaciones de Kirchner no pasen contratiempos económicos, a juzgar por la notable visión para los negocios inmobiliarios exhibida por el ex presidente y primer caballero que se desprende de su última declaración jurada patrimonial, presentada ante la Oficina Anticorrupción y difundida el pasado jueves por LA NACION.

El total de bienes inmuebles de la familia Kirchner (19 casas, 14 departamentos, 2 locales y 7 terrenos en El Calafate) asciende a unos 3.018.000 pesos, según la declaración jurada. Pero, de acuerdo con conocedores del mundo inmobiliario, el valor de mercado actualizado de todas esas propiedades debería superar con creces los 50 millones de pesos si los ingresos del matrimonio sólo en concepto de alquileres sumaron el año último 5.264.105 pesos.

No pocos observadores se mostraron incluso sorprendidos de que, habiendo estado tan preocupado por el incremento de los precios de los arrendamientos rurales en los últimos tiempos, el siempre controvertido secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, no le haya echado el ojo al desproporcionado aumento que experimentaron los alquileres de la familia Kirchner: de 276.793 pesos en 2005 a 1.380.448 en 2006 y a 5.264.105 en 2007.

La aclaración de un funcionario de la Casa Rosada llegó finalmente. El fuerte ingreso por alquileres de la pareja presidencial se explica por los 105.000 dólares que le paga mensualmente la empresa operadora del hotel boutique Casa Los Sauces, emplazado en un terreno de El Calafate, lindero con la casa de descanso del matrimonio Kirchner. El hotel fue inaugurado en septiembre último y pasar una noche en una de sus 18 habitaciones cuesta entre 945 y 1359 dólares.

La renta que reciben los Kirchner por el alquiler de ese inmueble les habría reportado alrededor de 1,5 millones de dólares en 2007, ya que en diciembre último -según explicaron fuentes gubernamentales- la operadora del hotel adelantó el pago de dos meses.

De acuerdo con allegados a la familia presidencial, no deberían existir entonces motivos para la sospecha. De los 5,2 millones de pesos percibidos por alquileres, casi el 90 por ciento correspondería al emprendimiento Los Sauces, en el cual los Kirchner hicieron mejoras que derivaron en una deuda contraída por unos 8,3 millones de pesos.

Lo verdaderamente inexplicable es el precio al que la familia Kirchner adquirió los siete terrenos que posee en la cada vez más turística localidad de El Calafate. La última compra, efectuada el 14 de septiembre de 2006, comprende una extensión de 47.139 metros cuadrados por la que se pagaron 150.000 pesos, unos 3,18 pesos por cada metro cuadrado. Anteriormente, el 19 de abril de ese año, los Kirchner compraron una superficie de 43.521 metros cuadrados por 65.281 pesos (1,50 pesos por metro).

Entre los años 2002 y 2006, la familia adquirió sus siete terrenos, que suman 185.261 metros cuadrados, por los cuales desembolsó 922.064 pesos, a razón de 4,97 pesos por cada metro cuadrado. Una verdadera ganga si se tiene en cuenta que, de acuerdo con datos de inmobiliarias de la zona, el metro cuadrado en El Calafate no baja de 50 pesos, pudiendo llegar hasta 300 dólares en las mejores ubicaciones.

La razón de los precios insólitos a los cuales los Kirchner pudieron comprar estos terrenos hay que buscarla en la política de quien hasta diciembre último fue intendente de El Calafate, Néstor Méndez. Según una ordenanza reformada en 2003, el jefe comunal está autorizado a entregar o vender en forma directa las tierras fiscales y sólo en los casos que estime conveniente lo hará a través de una licitación pública.

Numerosos funcionarios se beneficiaron con esa norma e hicieron prósperos negocios. Los Kirchner no fueron la excepción. Pertenecer tiene sus privilegios.

Una cuestión preocupa más en estas horas a la primera mandataria que las consecuencias de la difusión de su patrimonio familiar. Es la denuncia de que el presidente de Enarsa, Exequiel Espinosa, habría sido beneficiario de aportes previsionales realizados por la empresa de hidrocarburos Oil M&S, propiedad del empresario amigo del kirchnerismo Cristóbal López, entre mayo y noviembre del año último. Cabe presumir, de acuerdo con la denuncia efectuada por la Coalición Cívica a partir de simples planillas de la Anses, que Espinosa prestó servicios en relación de dependencia para la empresa de López mientras estaba al frente de la empresa petrolera estatal. Nadie en la Casa Rosada salió a defenderlo hasta ahora.

En cambio, la Presidenta está algo más tranquila por lo que pueda suceder en Miami por las derivaciones del valijagate . Renació en el gobierno nacional la esperanza de reencauzar una relación con los Estados Unidos que las propias autoridades contribuyeron a dañar. Los funcionarios argentinos reconocen que se produjo un incidente nefasto que debe superarse, pero insisten en adjudicarle la responsabilidad al Departamento de Justicia norteamericano por hacerse eco de las expresiones del acusado Franklin Duran, el primero que dijo que los casi 800.000 dólares que viajaban en la maleta de Guido Antonini Wilson eran para la campaña presidencial de Cristina Kirchner. A ellos (por el gobierno estadounidense) no les gustó nada que habláramos de una operación basura, pero saben que cometieron un error, esgrimió una alta fuente de Balcarce 50.

Se demostrará que cuando Duran le mencionó a Antonini Wilson la posibilidad de que el escándalo se agravara porque el dinero que estaba en su valija era para la campaña kirchnerista, lo hizo como parte de una estrategia para persuadirlo de que se hiciera cargo de esos dólares y no porque tuviera certezas sobre el destino de la plata , conjeturan en el Gobierno.

En el camino de aflojar tensiones, ahora se habla de levantarle al embajador Earl Anthony Wayne la insólita interdicción que limitó sus movimientos con el gobierno argentino a la Cancillería, que tan mal cayó en Washington. No intentamos condicionar sus funciones. Simplemente buscamos que no hubiera diez bocas hablando con él. En medio de una situación tan delicada, preferíamos que el embajador se concentrase en el Palacio San Martín , explicó un funcionario argentino, al intentar minimizar el problema. Al mismo tiempo, se espera que avance el trámite de aceptación del propuesto embajador en Washington, Héctor Timerman. Algo que no debería peligrar, porque después de todo la Argentina está fuera del rango de prioridades de la política exterior norteamericana. Nuestra escasa importancia estratégica no justificaría un conflicto para el país del Norte, que hoy debe lidiar con otros problemas.


http://www.lanacion.com.ar/980364-entre-los-clamores-y-el-suculento-patrimonio-k

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